miércoles, 10 de junio de 2009

La absurda reflexión que resulta del absurdo de las convenciones








Las teorías se validan dentro de un marco social determinado, que contempla un método de raciocinio, con sus posturas y valores de verdad específicos, convenidos y acatados por un grupo con anterioridad.
Las aplicaciones que entran en juego a la hora de medir si una tesis es válida o no, son meras conveciones, sacralizadas en un pedestal de verdad irrefutable y universal hasta tanto no aparezca una nueva tesis que también se ajuste a los parámetros marcadores preexistentes y resulte –luego de ser expuesta a estos mecanismos- superadora de la anterior.

Creer en todo y en nada es exactamente igual en un punto,
y antagónico en sus efectos al mismo tiempo. Pero esto es algo que –entiendo- no todos compartan de forma tan apresurada.
Nuestras ideas,
Nuestras contundentes teorías,
La verdad irrefutable que resultó después de que al pobre Newton le cayera una manzana en la cabeza, y éste –en consecuencia- llegara a la terrible reflexión de que el objeto no podría volver de abajo hacia arriba, nos condujo a un camino aparentemente sin salida:
Se fundó “La Ley de la Gravedad”

NUESTRA GRAN TEORIA IRREFUTABLE
Condena que nos sentenció -con el aval de la ciencia bajo el brazo- incapaces de volar a causa de la gravedad de los cuerpos.

A fuerza de prueba y error

¡Cuántas personas en el tiempo de Newton habrán estado arrojando como autómatas objetos al suelo, para comprobar que efectivamente éstos no volvían a elevarse!

Prueba y error, prueba y error... según nuestro sistema de razón, que no es más que un encastre convenido milenariamente entre varios pares de hombres.

Perdurará esta teoría hasta tanto surja otra que –si bien se muestre a la vanguardia- no intente romper con los propios cimientos encargados de probar si es válida o no.
En el caso de que la incipiente tesis osara atentar contra el entramado intelecto-social-universal-inclaudicable y sus estructuras más profundas

Jamás nacería
ni siquiera como mera posibilidad de tesis


Convenciones, convenciones. ¡Cómo nos han vendido –y hemos comprado- empaques ideológicos teóricos, sociales, de las ramas naturales, hasta artísticas, pero por sobre todo ético-morales.
En estos tiempos, los del último grupo se han vuelto los más vulnerables a planteos y alteraciones, justamente porque no representan el eje de la cuestión.

-valgámonos de la didáctica, graficando esto con un ejemplo-

Es como si existiera un museo para un plato, un museo que se encargara de custodiar a un común y corriente plato de cocina; y que en el intento por derribar aquel orden, alguien rompiera el objeto, sin darse cuenta que el problema no es el plato, sino el colosal y hermético sistema de razón de quienes edifican y mantienen su museo.

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